Exordio.

El sábado 2 de julio de 2022, Francisco Huerta Montalvo desencarnó para que su potente y memorable presencia habite en la Luz Perpetua. Fue un queridísimo hermano para la masonería universal, un intelectual multifacético, un político fraguando en el honor y un destacado personaje público, que en los 82 años de su tránsito por esta dimensión terrenal trascendió.

Su filosofía pragmática y liberal, sabiamente matizada por una doctrina estoica y su formación de médico cirujano, nos enseñó que la muerte no es un objetante al cual podamos evitar, pues ésta saldrá a nuestro paso más temprano que tarde. Decía en algún postágape “(…) sólo hay una forma de enfrentarla: frecuentarla cotidianamente, acostumbrarnos a su presencia de forma permanente. Todos los días morimos un poco para volver a nacer”.

Se empeñó de manera infatigable en su tarea, autoimpuesta, de iluminar ética e intelectualmente a la sociedad ecuatoriana, ya sea con sus altísimos valores, sus dotes de gran inteligencia e ilustración y su apego irrestricto a los dictados de su conciencia.

Su aporte a la masonería, en sus más de 38 años de presencia en la Orden, y su sentido crítico han sido valiosos para varias generaciones de masones.

Amaba ante todo la libertad, la justicia, la igualdad y la fraternidad. Destacaba en él su sencillez, su bonhomía y su desapego a cualquier manifestación de vanidad frente a su imagen de hombre ilustre; ya sea como la ostentación de sus logros, de sus virtudes o de sus altos grados y distinciones masónicas. Lo que sí aspiraba, siendo un referente de relevancia nacional, es a la trascendencia social, a la construcción constante y permanente del templo social, meta de la cual fue un perseverante orfebre.

Respetado en todos los ámbitos sociales y políticos como uno de los más destacados intelectuales ecuatorianos de los últimos sesenta años; tuvo una cultura enciclopédica admirable, y ejerció con maestría, a más de la medicina, diversas ciencias y actividades humanas, como lo muestra su legado construido y refrendado a lo largo del tiempo, en el que se refleja su enorme patriotismo y su compromiso inclaudicable con la libertad y la justicia social.

Lo más admirable y digno de mención de todo lo refrendado, es que para su escala de valores no tenían importancia: los honores, la fama, el dinero. Jamás sacrificó sus principios y convicciones en pos de cualquier tipo de conveniencia, incluso a pesar de que esta forma de ser y de actuar, muchas veces lo perjudicó circunstancialmente, pero en el largo plazo ha sido una muestra de su enorme valía.

Con esta semblanza rindo un homenaje a su espíritu inquebrantable, a su entrega incondicional e infatigable y a su lucidez intelectual.

Vida y obra

Los acontecimientos están extintos y son irrecuperables, pero las personas pueden volver a cobrar vida para nosotros, si logramos indagar en aquello que eran, pensaban y sentían.

Desde muy joven, en las aulas de la Universidad Estatal de Guayaquil, se destacó por su liderazgo. Era conocido en aquel entonces como el Hippie Huerta, por su larga barba y su informalidad al vestir (guayaberas y pantalones de pana). También en aquella época, fue el concejal más joven de Guayaquil, y 5 años después (a los 29 años), ganó las elecciones de alcalde. Al declararse, ese mismo año dictador Velasco Ibarra, tuvo que salir inmediatamente exiliado a Costa Rica, pues su vida peligraba en el país.

Ya en la dictadura militar de Guillermo Rodríguez Lara, regresa al Ecuador como objetor de conciencia y vector de opinión, siendo apresado por tres meses en la provincia de Pastaza por ambiguos cargos de rebeldía e insurrección, luego de dirigir una protesta estudiantil.

Su vida política se vuelve muy activa hasta el regreso de la democracia, con el referéndum de 1978, posterior a que el Partido Liberal Radical Ecuatoriano se separara del “Frente Nacional Constitucionalista”. Fue seleccionado como el candidato del partido a la presidencia de la República, sin embargo, el diario ‘El Telégrafo’ (en marzo de 1978) reveló que un instituto de investigación encabezado por Pancho Huerta habría firmado recientemente un contrato con el Estado, por lo que el Tribunal Supremo Electoral decidió descalificarlo, ya que esto supuestamente contrariaba la Ley Electoral de aquel entonces.

De 1982 a 1983 fue ministro de salud en el gobierno de Osvaldo Hurtado Larrea, ese mismo año se separó del Partido Liberal Radical Ecuatoriano para fundar el Partido Demócrata, con el que se candidatizó para las elecciones presidenciales de 1984, quedando en tercer lugar, luego de Rodrigo Borja, quien ganó la primera vuelta y León Febres Cordero, quien terminó siendo electo presidente de la República en la segunda vuelta electoral.

 En 1988 fue nombrado por Rodrigo Borja Cevallos, embajador extraordinario y plenipotenciario del Ecuador ante el Gobierno de Venezuela, cargo que ocuparía hasta 1992. Allí conoció a su segunda esposa con quien procreó dos hijas (de su primer matrimonio tuvo dos hijos).

En 1996 fue su última participación política electoral, siendo binomio del candidato presidencial Ricardo Noboa Bejarano, en una alianza entre el Partido Liberal Radical Ecuatoriano y el Frente Radical Alfarista.

 En enero de 2000, el presidente Gustavo Noboa Bejarano lo nombró ministro de Gobierno, encargándole la difícil tarea de pacificar el país, salió cuatro meses después, en medio de un intenso paro indígena, como el que vivimos hace poco.

En 2008 encabezó la Comisión de Transparencia y Verdad, creada por el gobierno ecuatoriano para investigar los hechos detrás de la Operación Fénix, también conocida como bombardeo de Angostura. Cuando esta investigación concluyó, declaró que el País estaba camino a convertirse en un narcoestado, siendo el primero que desde el análisis exhaustivo auguró los duros momentos que ahora vivimos en el Ecuador.

Pancho, además de las dignidades y cargos relevantes ya señalados, fue director de cooperación y coordinación institucional del Consejo Nacional de Educación Superior del Ecuador (Conesup); vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS); miembro de la Junta Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador; secretario ejecutivo del Convenio Andrés Bello; representante del Ecuador ante la Asamblea de las Naciones Unidas y vicepresidente de la misma; coordinador del Programa Nacional de Ciencia y Tecnología del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) con el Banco Interamericano de Desarrollo; y presidente de la Comisión Medidas de Confianza Mutua y Seguridad, que en Santiago de Chile negoció los acuerdos de paz con el Perú.

En el campo académico, fue profesor de Política de Empresas en la Maestría de Gestión de Proyectos de la Escuela Politécnica Nacional, y miembro de la Junta Consultiva y profesor de la Universidad Casa Grande; rector de la Academia Juan Montalvo: la Universidad de los Barrios y director de la Iniciativa Bicentenario.

Entre las condecoraciones y distinciones más relevantes que le hicieron en vida, están las siguientes:

  • Hipólito Unanue, al Mérito en Salud Pública, concedida por el Gobierno de Perú.
  • Antonio José de Sucre, entregada por el Gobierno de Cumaná, Venezuela.
  • Francisco de Miranda, otorgada por el Gobierno de Venezuela.
  • Orden Nacional al Mérito en el Grado de Gran Comendador, concedida por el Gobierno Ecuatoriano.
  • Condecoración Vicente Rocafuerte, conferida por la Asamblea Nacional del Ecuador.

En la vida pública y privada Pancho fue, como dice don Miguel de Unamuno, verdad y vida; sus convicciones siempre fueron arraigadas y corroboradas a medida que su tiempo avanzó, su suprema virtud siempre fue la sinceridad; la búsqueda de la verdad en la vida y de la vida en la verdad (siempre juzgando la verdad según sus consecuencias prácticas).

Su culto a la verdad (por la verdad misma) siempre elevó su espíritu y fortificó el resto de sus valores.

En el ámbito masónico se inició en la Benemérita y Respetable Logia Simbólica Voltaire N° 7 de la Gran Logia Equinoccial del Ecuador, el miércoles 28 de marzo de 1984 (invitado por Pablo Granja Ávalos), siendo su hermano de leche el ilustre intelectual Pedro Saad Herrería.

En 1986 formó parte de la creación del proyecto “La Nueva Utopía para el desarrollo a escala humana”, cuya materialización filosófica y pragmática se desplegó en el escocismo, auspiciado y dirigido por el Segundo Supremo Consejo 33° del Ecuador (del cual formó parte como Gran Inspector General), sosteniendo que: “(…) parece indispensable proceder a la actualización de principios y doctrinas de cara a los cambios que se viven y de la necesidad de su incorporación a ellas… La Supervivencia de la Orden depende de la capacidad que se tenga para interpretar la realidad y de prever los acontecimientos futuros para generar propuestas concretas. Su doctrina se orienta al cambio social formulando una primera aproximación hacia lo que se ha denominado la NUEVA UTOPÍA.”

Miembro honorario de muchas logias tanto de la masonería equinoccial como de la masonería universal, en 1995 junto a otros venerables hermanos de Beneméritas y respetables Logias Simbólicas:  Voltaire N° 7, Luis Vargas Torres N° 17, Arauco N° 20 y Unión Latinoamericana N°29, constituyó la Benemérita y respetable Logia Simbólica Eugenio Espejo N° 9, de la cual fue su primer Venerable Maestro.

En 2011 en compañía del querido y respetado hermano Raúl Gómez y de cinco ex Grandes Maestros de la GLEDE, fundó la única logia equinoccial en la ciudad de Guayaquil, la R:.L:.S:. Vicente Rocafuerte N° 49, de la cual fue venerable maestro por dos ocasiones.

En 2015 es nombrado por la GLEDE como Masón Emérito, luego de haber cumplido 30 años ininterrumpidos en la Orden.

Escribió cientos de trazados, planchas y artículos masónicos y paramasónicos (para publicaciones), de los cuales sería bueno hacer una recopilación, selección y edición para alguna publicación póstuma, ya que paradójicamente a su constante creación de conocimiento y opinión, nunca se dio tiempo para publicar un libro.

En la vida masónica, convirtió sus conocimientos en acciones y sus acciones en recursos, nunca dejó de ser un referente público y privado para los masones esparcidos por la faz de la tierra, pues todos lo reconocíamos como tal.

Conclusiones:

Dice un verso del poeta holandés Marsman: “Tú que escribes, escribe en el espíritu de este mar”, hoy me toca escribir sobre ese inmenso mar que fue Francisco Huerta Montalvo, mar que de hoy en adelante nos baña en su memoria y su legado. Una de las enseñanzas que me dejó su vida ejemplar es que la duda razonable y el aceptar con convicción nuestras enormes limitaciones, son el sustento fundamental de la tolerancia y la aceptación del otro. Por el contrario, quienes alardean de poseer la verdad última, no tardarán en encender piras y preparar cadalsos para enmudecer opiniones diferentes a las suyas.

Como manifesté al iniciar estas líneas, el sábado pasado Panchito nació para la eternidad y hoy es puerta y generosa guía, en el camino que recorre la heredad de un hombre eminentemente civilizado, un espíritu profundamente realizado, nutrido por la plenitud de su riqueza intelectual llena de valores morales, éticos y democráticos.

Sin duda el librepensador, el ser sensible, el luchador incansable Francisco Huerta Montalvo pasa a la historia como un ecuatoriano universal y como un masón reconocido por todos los obreros de la luz, inclusive aquellos que tienen que emprender viajes de su descubrimiento.

Paúl Trujillo Carrera

Maestro masón, iniciado en la Benemérita Respetable Logia Simbólica Arauco Nº 20, hace aproximadamente 30 años, apasionado lector e iconoclasta sus viajes